Todos tuvimos ese maestro en la escuela secundaria que nos dio tareas difíciles y esperaba que estuviéramos preparados todos los días para la clase. Quien calificó por mérito, no por la curva. Ese maestro del que nos podemos haber quejado en su momento, pero, con el pasar de los años, aprendimos a apreciar por la disciplina que nos inculcaron para lograr siempre lo mejor de nosotros.

El juez Hugo Max Spitz será recordado por muchas cosas por muchas personas, pero como socio fundador del bufete de abogados Steinberg, lo recordaremos por ser un maestro y mentor. Los valores que nos inculcó fueron representar con celo a nuestros clientes, honrar nuestra profesión y, lo más importante, retribuir a nuestra comunidad.

El juez Spitz sin duda será recordado como un defensor incansable de los trabajadores y trabajadoras lesionados. Los casos que él manejó y nos animó a manejar se enseñan en las clases de la facultad de derecho hoy. Casos como Sellers v. Pinedale Residential Center, en el que un estudiante que trabajaba a tiempo parcial después de la escuela secundaria estuvo involucrado en un accidente automovilístico que lo dejó parapléjico. El estudiante se enfrentaba a una vida de pobreza si sus beneficios de compensación se limitaban a dos tercios de sus ingresos del salario mínimo a tiempo parcial en el hogar de ancianos. Vimos la injusticia y peleamos el caso en las cortes, finalmente recibimos un premio por beneficios basados en las ganancias futuras probables del estudiante. Nunca satisfecho con la forma en que estaba la ley, el juez Spitz luchó y nos animó a luchar para expandir los derechos de los hombres y mujeres trabajadores.

El juez Spitz se enorgullecía de ser abogado y se dedicaba a la profesión legal. Fue miembro fundador y presidente de la Asociación de Justicia de Carolina del Sur. Miembro fundador de los Defensores de los Trabajadores Lesionados de Carolina del Sur. Miembro fundador de la Fundación de Justicia Civil. Fundador y miembro de la junta de por vida de la Asociación de Educación de Compensación para Trabajadores de Carolina del Sur. Creía fervientemente en el poder de la ley para mejorar la vida de todos. El bufete de abogados Steinberg nunca le negó la representación a nadie debido a su posición social o económica o antecedentes en la comunidad.

El deber y el servicio a los demás fue el sello distintivo de la vida del juez Spitz. Exento del servicio como el único hijo sobreviviente, sin embargo se ofreció como voluntario y sirvió con distinción en la Marina de los EE. UU. durante la Segunda Guerra Mundial. Se desempeñó como juez municipal de la ciudad de Charleston que amaba. Fue ex presidente de la Clínica de Salud Franklin C. Fetter. Miembro de la Junta de Gobernadores del Fondo de Compensación para Pacientes de Carolina del Sur. Sirvió en la junta de la Comisión de Abuso de Sustancias del Condado de Charleston.

El juez Spitz nos alentó a ayudar siempre a los más necesitados, como los atendidos por Rural Mission en John's Island y las familias migrantes que trabajan en nuestras granjas locales. También se desempeñó como presidente de la sinagoga Emanu-El, vicepresidente de la JCC, y fue miembro de las Sociedades de Beneficencia Hebrea y Huérfanos Hebreos. Por su vida de servicio a su país, su comunidad y su fe, el gobernador de Carolina del Sur le otorgó al juez Spitz la Orden de la Media Luna de Plata.

El juez Hugo Max Spitz nos dio la oportunidad de ejercer la abogacía con el bufete de abogados Steinberg. Era exigente y esperaba nada menos que lo mejor de nosotros. Para el juez Spitz, nuestro mejor esfuerzo significaba continuar con la tradición del bufete de abogados Steinberg de representar celosamente a nuestros clientes, honrar nuestra profesión y servir a nuestra comunidad. El juez Spitz fue nuestro mentor y nos convirtió a todos en mejores abogados. En el bufete de abogados Steinberg estamos orgullosos de continuar con la tradición de dedicación, excelencia y servicio comunitario que nuestros fundadores, como el juez Spitz, nos inculcaron a todos.